martes, 1 de septiembre de 2009

METAMORFOSIS DEL TIEMPO

JULIO 24 Viernes



La noche, voluptuosa y hechizada, ha rodeado con sus oscuros brazos de tinieblas y sombras al mar, que con tenaz insistencia la corteja, murmurándole secretos requiebros a sus abiertos oídos en la madrugada solitaria y desierta.

Ambos, el mar y la noche, quisieran detener el tiempo y entregarse sin límites al océano de caricias ocultas en el que mutuamente fascinados han naufragado dichosamente.

Pero el tiempo y la vida ignoran a los amantes.

Nada queda en la orilla, en la arena de la playa, de sus almas fundidas en una sola oscura e iluminada llama de deseo.

Su encuentro ha terminado de forma inevitable con la alborada de oro y pétalos de rosa que proclama al naciente sol en el horizonte asombrado, y hoy, sin nube alguna.

Con aires llenos de fuerza y viveza provenientes de la tierra, la mañana se recupera del sueño y despierta. Los grillos, sorprendentemente callados, anuncian con su silencio haber encontrado todos compañera. Entre las palmeras hay algunas cotorras que chillan alegres y ruidosas, aves que han recuperado su libertad y se han reproducido alegremente, rebuscan los dátiles, abundantes entre las palmas, y los comen de forma incompleta, dejando caer los trozos sobrantes en las cabezas de los viandantes sorprendidos e incautos. Algún mirlo silba. Los gorriones siempre acuden a la cita con el día.

Pasa la mañana y la primera hora de la tarde se entrega al fresco viento del mar, al poniente que comienza a llevar oleaje y brisa a la castigada playa, llena de calor, aliviando a los bañistas agazapados bajo las minúsculas defensas de sus sombrillas.

No hay medusas, el agua es tibia, de verde cristal, decidida de color, sueño líquido.

En ocasiones se oye llegar hasta el litoral el lamento metálico y chirriante de unas altas grúas que trabajan colocando enormes piedras en las defensas del puerto. Tras ellas, la arboladura de los buques atracados, la mezcolanza de mecano de los contenedores superpuestos en los muelles, la actividad portuaria.

Hace un día de verano, animado y resuelto, sin fisuras ni chapuzas.



© Acuario 2009

No hay comentarios:

Publicar un comentario