viernes, 4 de septiembre de 2009

METAMORFOSIS DEL TIEMPO

AGOSTO 27 Jueves



Estrenando un firmamento completamente azul comienza el día. No ha faltado tintura de ese color, mas los pintores olvidaron la blanca. Ni una nube.

Con el aminorado calor, este tiempo de finales de agosto, septembrino ya, deja respirar a animales y plantas. Al pasar de vuelta de mi diario paseo matinal, en una sombreada calle, sin recibir todavía luz solar, una enorme mata de jazmines escala generosa los muros que la sostienen, sus pequeñas flores blancas exhalan con el frescor de la noche aún en sus pétalos, ¿cinco solamente?, su delicado, penetrante, dulce y multiforme aroma.

Aunque hoy, más apaciguada la temperatura del día, se puede volver sin morir en el empeño, caminando al sol de la mañana por el paseo marítimo, a estas alturas del verano estamos más de uno, de calor, hartos de estar hartos.

Es ya bien entrado el mediodía cuando busco refrescarme y nadar un rato. No corre una gota de aire, el mar sereno como un lago, verde sólido, casi coloidal parece tan inmóvil.

Sin el movimiento del oleaje, la superficie superior del agua se calienta, entretanto debajo permanece más fría. Al bañarse las manos bracean en una tibia dimensión líquida, mientras el cuerpo y los pies se refrescan. ¿ Será esto nadar entre dos aguas ?

Deprisa y corriendo han traído los pintores algún balde de pintura blanca, no mucha. Con ellas han dibujado, de no muy buena gana, sobre el horizonte alguna nube lejana e imprecisa.

Como la tarde está tan quieta y aletargada, - apenas un soplo de brisa -, el vaho que expelen las cálidas y marinas aguas, caldeadas por la vespertina solanera, toma al asalto los perfiles del horizonte, que desaparece entre sus invisibles manos de ligera y suspendida bruma.

Con un nacarado sueño de neblina levemente rosa, el cielo y el mar se abrazan adormecidos mientras sestean.



© Acuario 2009

No hay comentarios:

Publicar un comentario