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Cuando me pongo por la tarde a escribir, es imposible hacerlo.
Una llamada telefónica desbarata mi tiempo, el amigo con el que intento ponerme de acuerdo para revisar el aparato de medidas de las válvulas, tiene un razonar lento, y deja sus motivaciones o limitaciones de espacio o tiempo fuera de mi conocimiento.
Se precisa paciencia y tiempo para conseguir llegar a un punto de acuerdo.
El tiempo ha pasado inevitablemente y no he podido escribir nada, no puedo hacer referencia a la noche que se derrama, perdiendo sus sombras, con un viento insistente y una lluvia irregular e incesante.
No encuentro esa mañana, de nuevo tormentosa, que amanece, en ningún sitio apuntada.
El paseo perdido, entre el bullicio de las palomas que luego vuelan, tras haber comido, a posarse sobre las tejas del alero, en gozosa armonía.
No tengo palabras apuntadas, el día ha pasado, y me he perdido entre ellas.
La inexistente luna, debe reirse un poco de mi esta noche.
23 Febrero 2008
© Acuario 2009
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