sábado, 26 de septiembre de 2009

METAMORFOSIS DEL TIEMPO

SEPTIEMBRE 26 Sábado


Un atadillo de sueltas nubes el día a su espalda trae desde tempranas horas. El alba es al menos medio luminosa gracias a la extrema pobreza de los nubosos harapos. El mar hoy lamenta sus azules perdidos.

A primeras horas voy dejando atrás el diletante amanecer, desmantelándose entre la aérea bruma y enfilo con el automóvil hacia el interior campesino tras la ciudad aún dormida.

El perfil de montañas habituales hoy ha crecido sorpresivamente con las falsas y oscuras cumbres que la negra nubosidad imita en el horizonte de la serranía. Una grisura amenazante pero de benéfica lluvia ocupa las alturas de las escondidas cumbres. No me entretengo mucho en los asuntos que me han llevado hasta la casa de un amigo que vive en la campiña, entre naranjales que verdean, y macizos de cañaverales que dejan caer indolentes las hojas lánguidas y vencidas, rumorosas al viento que las cimbrea.

Cuando es ya el mediodía, con serena suavidad comienza a caer una lluvia que intenta silenciosa pasar inadvertida, quizá pidiendo excusas por su inesperada presencia , iniciando el otoño con su cristalina y limpia rúbrica.

La playa desolada, inundada de melancolía, frente a un mar verde oscuro, quieto.

Un pescador con su aparejo se ha sentado en la orilla arropado en su tabardo, enamorado hoy de dos aguas, el mar y la callada lluvia.

Durante la tarde la luz se hace blanda, tenue, húmeda, mientras la escasa precipitación cae en ocultos intervalos silenciosos.

Salgo un momento a comprar una docena de huevos, y alcanzo el pié de los collados que circundan el barrio, con sus pinos trepando como pueden por las peñas resecas con el sol del verano. Debido al agua los pinares han tomado un verde nuevo, vivo, alegre, agradecido.

Cuando la noche viene con sus negros ojos a mirarlo todo ve una ciudad que se siente distinta y un mar silencioso. Las luces de las balizas de los navíos en el horizonte son mínimas, ocultas en la oscura llovizna.

La media raja de melón de la luna hoy alguien debe habérsela comido de postre.

No aparece por ningún sitio en el cielo cerrado por las nubes en sombras.




© Acuario 2009

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