sábado, 26 de septiembre de 2009

AEROSTASIA DEL TIEMPO

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En la lentitud de la mañana, en las horas alargadas, pausadas, flemáticas se esconde la felicidad. Imperceptible a primera vista, pero oculta sin demasiado olvido, aparece sonriente desde que el amanecer abrasa de encendidos reflejos las aguas, las nubes, y comienza, tibiamente, poco a poco, a iluminar la vacía soledad de la calle, las desenfadadas palmeras, donde se esconden los mirlos silbándose unos a otros.

En el camino, mis pasos me llevan. Hoy sin esfuerzo, el descanso de estos días me ha devuelto renovadas fuerzas. Hay viento de tierra, el mar es una lámina temblorosa de reflejos vivos, de luminarias mínimas que centellean bajo el sol desenvuelto y cálido. Y hay sorpresas, zafarrancho de limpieza, retirada de muebles, sacudida de alfombras, fregado, barrido, aspirado, lavado de cristales, dos o tres horas en las que se me requiere la colaboracion incesante, a la que me brindo, y que además es imprescindible para limpiar sitios elevados. La luminosa mañana se hace batalla y catarsis higiénica.

Como el almuerzo no se ha preparado, se pide comida china, que a todos nos gusta.Y la tarde, con las noticias del tiempo en la tele, nos muestra de nuevo la imagen de la nieve sobre media España.

Con la siesta, reparamos energías. Prolongada, completa, perfecta. La lectura y la musica entretienen ese ocio desocupado que tanto apetece a esta hora mediado el atardecer. Una salida a la calle, un paseo ligero, que aprovecho para dejar algo a los gatos atentos a mi llamada. Pareciera que saben cuando les voy a silbar. Y lentamente las nubes, empiezan a cubrir el cielo de distintos grises. Revueltas, animadas, amenazadoras de lluvia. Que se inicia luego parsimoniosamente.

LLega la noche y la luna busca un hueco entre la nubosidad creciente para mirar lo que escribo. Detrás mía, intenta asomarse, y en cuanto lo consigue, se pone de puntillas. Y así llego yo a ver su cara blanca, su luz sabia y callada.

La noche decide darse una vuelta, coge su paraguas de sombras, y aprovecha la tranquilidad del paseo, para caminar un rato, a su aire, sin rumbo, sin prisa.



22 Marzo 2008
© Acuario 2009

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