sábado, 19 de septiembre de 2009

AEROSTASIA DEL TIEMPO

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Hace norte. El sol naciente, animado amarillo y naranja desenvuelto. Cuando remonta emprendedor hoy sobre el horizonte, no encuentra nada que se le interponga. El viento ha dejado una atmosfera fría pero cristalina, ni una nube en el decidido y resuelto azul del cielo, esplendoroso y vacío.

Cuando salgo al exterior, la fuerza y el empuje caprichoso del aire remueve la arena de la playa en nubes que levantan remolinos de inesperado curso sobre los escasos viandantes. El torbellino sisea en los oídos, las olas ven proyectadas hacia atrás, cual tornadiza lluvia, sus crestas en la rompiente de la orilla.

Pero no hay camiones. Hoy se asoma tranquila y confiada Piratilla. Los ruidosos monstruos cargados de arena se han tomado un respiro, y el ánimo de la gata es relajado y feliz. Afortunadamente está protegida del frío empuje del ventarrón septentrional que hoy juega con la arenisca, las palmeras, algún papel caído, las olas.

Ha resurgido un invierno que todos creíamos ya trasmutado en primavera.

Mas al mediodía va cediendo la fuerza del fenómeno aéreo. Ahora ya sólo como brisa, fresca y estimulante, ocupa la calle y forcejea con la tibia claridad de esa hora central del día.

Una tarde que trascurre sin darme cuenta, atareado pero tranquilo, ocupado pero sin prisas. Al salir del trabajo, hay que buscar las calles protegidas del frío, pero se va uno calentando con el rápido andar, que por eso hoy aunque necesario se hace bien alegremente.

La noche se cierra lentamente. Como es algo friolera viene con la nariz de la luna colorada y toda ella arrebujada en su manto de estrellas, con luceros que hoy titilan y se estremecen en la distancia, ¿próxima o lejana?.




5 Marzo 2008
© Acuario 2009

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