jueves, 10 de septiembre de 2009

AEROSTASIA DEL TIEMPO

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Amanece sin novedad, todo está en su sitio, y la ventisca también, soplando. En el paseo, caminando contra ella, hay que inclinar el cuerpo para vencerla.

Las palomas encogidas la soportan como pueden, se posicionan en los tejados con el cuerpo enfrentándola, de lado las tumbaría evidentemente. Felices acuden al ver que les ofrezco algo para desayunar, los pobres animales dificílmente encuentran comida con este temporal. La desolación es completa, nadie en la playa.

Al volver, literalmente empujado por el viento, el paseo se hace comódamente. Al verme de nuevo las palomas no paran de rodearme, les tengo que dejar más grano, arroz partido, que les compro en ocasiones, haciendo su delicia en esta fresca mañana de febrero.

Hay momentos en que el sol se abre paso entre las movedizas nubes, pero las primeras horas del día trancurren bajo una luz plomiza y tenue, el mar gime cansado y abatido, ahogado entre sus espumas revueltas e incesantes.

Afortunadamente, tras un mes de espera, llega de Moldavia una compra por internet. Y con ella, un disco de vinilo, Haendel, sonatas en trío. Aviso oportunamente al vendedor de la llegada, ayer mismo le pedí intentara reclamar en el servicio de correos, conviene advertirle al punto de que ya no es necesario.

El paseo hacia el trabajo está protegido del levante, en poco tiempo llego y comienzo de inmediato a atender los asuntos. La tarde se me ocupa casi ininterrumpidamente pero termino sin prisas ni retrasos. El crecido pino al lado de la puerta sisea mecido por el aire cuando salgo por ella.

En el puerto, a su abrigo, las gaviotas ocupan en inmensa bandada el centro del fondeadero, flotando sobre sus tranquilas aguas. Continúa la incesante actividad de explanar y hormigonear, haciendo profundas zanjas, reteplando y apisonando. Las incansables máquinas se mueven de un lado a otro gimiendo atareadas.

A mi vuelta, en casa, dedico un tiempo a revisar y ordenar las compras recibidas por la mañana. Todo funciona, y bien, ciertamente.

Oscurece profundamente. Bajo la noche, cerrada de nubes, las sombras se despliegan.

Noche sin nadie que la espere. Ninguno a su encuentro acude. La soledad se abre infinita entre sus manos vacías de estrellas.




13 Febrero 2008
© Acuario 2009

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