miércoles, 9 de septiembre de 2009

AEROSTASIA DEL TIEMPO

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Una escasa lluvia en la alborada ha dejado húmeda la hierba de los jardines, ligeramente regadas las calles, apenas mojada la arena en la playa.

Desháciendose de una exígua e insuficiente barrera de nubes, el sol remonta su vuelo desde un horizonte desdibujado por la confusa neblina.

Espero sin prisa que el día avance y mejore la temperatura de las primeras horas de la mañana. Cuando salgo no hace realmente frío, pese al tempranero viento de septentríon que se entrecruza obstinado por las calles. Comienzo a andar con animado paso, estimulado por el fresco ambiente matinal. Un revoloteo feliz de palomas se antecede siempre a los puñados de grano que les ofrezco arrojándoselos sobre el camino. En pocos instantes la ruidosa bandada picotea con afanosa determinación y apetito.

Un apacible ensueño arrebata los perfiles del mediodia. La plácida luz, el silencio sobre la orilla del agua, sin oleaje, el suave calor de invierno. En ocasiones, y muchas más, la sensación de vivir sobre un pequeño prodigio reiterado diariamente.

Tras un ligero descanso, inicio la tarde y andando entre la serenidad vegetal del parque llego al trabajo. Sosegadamente y sin imprevistos éste se desarrolla. Termino cuando la tarde goza aún de una festiva luminosidad. Sobre el cielo el norteño cierzo ha ido trazando su azul mas satisfecho.

Sin palabras, saboreando el sigilo que el tiempo y mis pasos abren a cada instante de mi recorrido, vuelvo a casa.

Desde Letonia, un asombroso espectáculo de sonidos, su profundo y denso folklore musical, que me ofrece la radio mientras escribo.

La noche, que ha llegado callada, ha puesto su cara de sombras pegada al cristal de mi ventana, y se ha puesto a escuchar ensimismada. El mágico vuelo de voces e instrumentos bálticos se pierde entre los pliegues de su capa de penumbra y tinieblas soñolientas. Las estrellas se rien de ella, viéndola tan circunspecta y seria.

Solo la luna la comprende, también ella es una abstraída soñadora con a veces engañosas nubes y meláncolicos velos en el enigma de la madrugada.






4 Febrero 2008
© Acuario 2009

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