domingo, 20 de septiembre de 2009

AEROSTASIA DEL TIEMPO

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Va haciéndose tenue y delicada la tarde, su luz se ha ido quebrando, imperceptible ausencia de sí misma, desaparece llevándose una frágil claridad que retrocede con secreta lentitud.

En la extensión completa del mar, espejo azul en calma, miles de pequeñas gotas blancas, inmóviles gaviotas reposando al abrigo del viento. Hoy un norte todavía desabrido, pero de alguna más templada presencia, algo más cálido, que en días anteriores. La atmósfera reverbera centelleante y luminosa.

Una tarde pausada, deliciosamente lenta, ensimismada en su belleza.

Poco a poco se va abriendo una bóveda de estrellas, que trae una noche primaveral, callada, serena. Una noche amigable, confiada, abierta. No hay murmullos en el mar, no hay olas apenas.

Solo cuartetos de Shostakovich.

Desde su lamento infinito, desde la opaca luz de su nostalgia, con toda la inmensidad emocional de su universo sin palabras.



9 Marzo 2008
© Acuario 2009

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