viernes, 4 de septiembre de 2009

METAMORFOSIS DEL TIEMPO

AGOSTO 30 Domingo



En las últimas horas del día de ayer con la noche ya encima, el viento del éste, animándose, llevó a la orilla con renovado rumor marino el alegre oleaje, lleno de completas resonancias, de ancestrales y desconocidas voces. El sonoro flujo y reflujo de las olas sobre la arena.

El mediterráneo volvió a recuperar su vitalidad, su oculto diálogo polifónico y eterno.

Al alba, hoy, todavía las aguas vibraban removidas, en una playa desnuda, que sólo la dorada luz del amanecer vestía.

Poco a poco llegaba, en una afluencia incesante sobre la playa, la tranquila multitud de personas. De niños, de bañistas, de sombrillas, mientras el sol ganaba impulso, en un firmamento entregado únicamente a él.

Azul y líquido jade verde la mar, apacible y de igual modo avivada con algunas olas lentas, largas y extensas. Indiferente y sólo ataviada con su belleza de innumerable sonrisa.

Paseo un rato, buscando siempre el alivio de la sombra, el verano se despide con desgana, cansado, pero sobrado todavía de fuerzas. Hoy también se precisa caminar bajo la luz escasa de las calles en penumbra. Como es festivo el tráfico urbano todavía no ha desayunado, se toma el día lentamente, y aún no ha salido de casa.

El mediodía es soberbio, nada le falta. Los bañistas toman el sol hoy, arrebatados, distintos.
Caminando con el agua, las cervezas,... ¡¡ la coca, oiga !!..., los vendedores ambulantes por la playa llevan su pregón a cuestas.

Con desidiosa lentitud las horas se extienden ocupando la tarde.
Sobre la superficie de la bahía nuevos veleros, otras embarcaciones distintas, sestean.

Hoy sin la bruma el horizonte en la distancia parece estar más lejano todavía.




© Acuario 2009

No hay comentarios:

Publicar un comentario