miércoles, 2 de septiembre de 2009

AEROSTASIA DEL TIEMPO

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Con el primer pie en tierra, tras despertarme, inicio mi actividad sin perder instante. Como dispongo de tiempo no obstante, desayuno algo de muesli y provisto de las llaves del coche y mando del garaje, hacia él me encamino. La calle barrida pòr un matutino ventarrón norteño se estremece de frío en las esquinas. Sin incidencias, el nervioso coche responde alegremente, llego al taller del mecanico. Hay que revisar el vehiculo, cambiar aceite y filtros.

Es temprano, pero el sol ha comenzado a templar la temperatura del camino que recorro de vuelta a casa. El tráfico urbano creciente se contrapone con el horizonte inmóvil, lejano, dormido, quieto.

Solo el mar y el cielo soñolientos, al otro lado de la avenida fuertemente transitada.
El paso de peatones encuentra para mí un momento y me ayuda a rebasar el obstáculo viario.

Ahora ya el tiempo es otro, ilimitado y tranquilo. Mis pasos comienzan a recorrerlo, las ocupaciones son solamente excusas para disfrutar su silencio sonoro y festivo. La Piratilla continúa habitando su otra residencia alternativa, a mi silbido asoma sus enigmáticos ojos felinos de miel dorada, tiene apetito y come con ganas lo que le ofrezco.

En la playa corren sin detenerse tanto el viento como también desenvueltos, atléticos y tenaces deportistas.

Las palmeras oscilan de un lado a otro sus copas, ¿titubean?, dejando sus palmas entregadas al embate de la ventisca que las agita.

Al mediodía no existe enero, el invierno ha desaparecido buscando cualquier sombra para aliviarse. Los viandantes reducen su paso. El calor les obliga a ello.

Sin incidencias, el trabajo y la vuelta. En los muelles, algunas docenas de gaviotas pelean entre ellas, amenazándose, alas desplegadas, picos extendidos. Compiten por beber en dos o tres charcos de agua que quedan allí. Luego de su comedido altercado, -nunca se enredan a picotazos-, alzan con cierta torpeza el vuelo, pero ya en él, recuperan rápidamente su mágica movilidad aérea.

La noche bosteza, abre su enorme boca de sombras y estrellas, mientras sólo media luna se asoma a verla.




18 Enero 2008
© Acuario 2009

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