domingo, 16 de agosto de 2009

VARIACIONES SOBRE UN MISMO TEMA


Las mañanas de verano son una delicia.

Antes de que el calor del sol haga impracticables las avenidas, el ambiente ligero y alegre, lleno de colorido, empuja a muchos a la calle. Es la única hora del día en que se puede pasear.

Según camino, voy cruzándome con una galería de personajes que despierta mi interés.

La mendiga que, arrebujada en harapos, descansa sobre un banco con los labios pintados de un rojo desgarrador.

La pareja que, cogidos de la mano, se aprovisiona de unos churros con que acompañar el café.

El muchacho que camina cabizbajo con una correa al hombro.... y el perro, un labrador retriever que, al poco, llega corriendo alegremente con la lengua fuera.

El anciano que, sentado y apoyando ambas manos en la empuñadura de su bastón, tiene la mirada perdida... en qué momento del pasado, me pregunto.

A veces me da por interpretar la mirada y los gestos de los desconocidos y con esos datos construir una historia para cada uno.

El anciano, recordándose joven, fuerte y acompañado, trata de sobrellevar el presente.

El muchacho, dándole vueltas a qué falló en la salida del sábado por la noche, ni se acuerda del perro.

La pareja, está viviendo esos dulces momentos en que la ausencia del otro impide la respiración.

Pero, la mendiga... queda grabada en mi retina y en mi pensamiento, sin que invente una historia para ella, ni el porqué de su presencia en un banco de mi calle esta mañana de domingo.


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