domingo, 30 de agosto de 2009

METAMORFOSIS DEL TIEMPO

JULIO 20 Lunes




Hoy el amanecer se lo está pensando. El viento de levante se ha envuelto en húmedos velos difusos y blanquecinos que confinan en sedosa claridad a la otrora hiriente luz solar. Entorpecida y tenue, sin fuerzas, la luminosidad atenuada concede un respiro a las abatidas plantas, a las apretadas filas de palmeras extenuadas y resecas.

La nubosidad algodonosa va y viene toda la mañana, ha dejado sobre las aguas un verde sucio y gris, mientras permite en ocasiones al sol curiosear por breves instantes sobre la playa.

Todo el mundo aparece como cansado, la alta humedad en la atmósfera entorpece la vivacidad, cualquier esfuerzo conlleva un punto de transpiración indeseable que detiene el impulso y frena los bríos. La lentitud en los gestos se impone sutilmente y de forma generalizada.

También la mañana transcurre ella sin prisas. El tiempo asimismo, parece ir detenido y casi sin deseos de ir avanzando a traves de la jornada.

En la calle, las primeras horas de la tarde tienen un abrazo cálido y pesado, que sólo se hace ligero y fresco en las esquinas donde el viento súbitamente se acelera.

La ciudad tiene un aspecto abrumado e inseguro, mientras el aire, entre la vegetación, entre los árboles del parque, es una imprecisa nebulosa apenas percibida.
Bajo el perfil de las nubes movedizas la luz asoma detenida y confusa.

Todo se hace distinto y otro.

La tarde, dudosa e irresuelta, comienza.




© Acuario 2009

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