domingo, 23 de agosto de 2009

METAMORFOSIS DEL TIEMPO

JULIO 1 Miércoles



Bruma ligera adorna la mañana. En la lejanía desdibuja los perfiles del horizonte. El mar luce hoy un cobalto móvil e inquieto. El viento de levante ha prestado vivacidad a las olas, su azul late nervioso con algunos matices de verde cobre.

La nubosidad, leve inicialmente, forma un manto blanco a algunos cientos de metros de altura. Por encima de su nívea sombra el aire se divisa translúcido. Los montes que se asoman a la bahía, tienen un hermoso pedestal de niebla, en el que parecen levitar sin peso. Una estampa japonesa.

En el puerto, los barcos han perdido sus chimeneas, las grúas sus alturas, todo escondido tras el velo móvil y juguetón de la neblina.

Hoy como es primero de julio, hay más afluencia en la playa. Gentes alegres, posibles turistas, estrenando el apenas velado sol, dispuestos a dejar en el olvido todo un año de esfuerzos y tareas. Se han apoderado del tiempo para disfrutarlo sin apremio, de forma lenta y sabia...

La insistente brisa ha decidido ir trayendo a tierra el neblinoso aliento marino. Los buques comienzan a conversar entre ellos con sus lejanas sirenas. Hablan un profundo y meláncolico idioma, con sus voces de bajos, ocultos en la difusa celosía del horizonte.

Va cerrándose el cielo, una claridad de marfil primero, luego opalescente al mediodía.

Hasta la playa desaparece bajo los brumosos e iluminados, húmedos celajes, que desde el mar alcanzan la orilla.





© Acuario 2009

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