viernes, 28 de agosto de 2009

AEROSTASIA DEL TIEMPO


Víspera de Reyes Magos. Por un resquicio, entre el límite del horizonte y el extenso despliegue de nubes, el amanecer estalla silenciosamente, amarillo naranja , oro viejo gastado y nuevo de un día esperado con infantil ilusión, pese a todo aún reverberante en mis recuerdos.
Ponerse en marcha es hoy más laborioso, pero el día evoluciona soleado, la mañana se va deshaciendo de su ligero manto de nubes, y va enjoyándose de radiante luminosidad, que poco a poco, seductoramente, entibia el fresco ambiente de las primeras horas en la calle.
La costumbre toma por su cuenta el esfuerzo inicial, y héteme aqui paso a paso, dando cuenta con mi sombra de mi silenciosa existencia y también íntimo gozo.

Hace ya dos días que no aparece la pequeña gata. En la playa al llamarla con silbidos no acude , no obstante la comida que le dejo se consume. Me la imagino buscando pareja, y espero que sin consecuencias. Pero la sombra de la duda, no saber realmente, es la segunda sombra con la mía que me acompaña hoy en mi camino.

Por la tarde, mi compañera, adicta compradora, después del almuerzo, comida china que nos traen a casa, agarra uno de sus enormes bolsos y feliz y resuelta se lanza al batiburrillo de gentes y compras. A la vuelta, la Cabalgata de Reyes la obliga a detenerse, y entre los gritos de los chiquillos y el riesgo de caerle encima los caramelos que tiran al gentío, tiene que esperar con el roscón y las bolsas que el Rey Baltasar cierre finalmente el cortejo.

LLega alegre, riente, con las mejillas frías y radiante. En sus ojos brilla una infancia nunca del todo abandonada.

Me encuentra escribiendo, escuchando a Vivaldi
Cuando la música cesa, el silencio también sonríe.




5 Enero 2008
© Acuario 2009

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