lunes, 1 de marzo de 2010

METAMORFOSIS DEL TIEMPO


MARZO 1 Lunes


Solitario y dominador, fiel a sí mismo, puro fuego, el sol hace suya la mañana de immediato. Ni una nube, todo el azul del cielo lo espera. El mar detenido a sus pies, mítico animal dormido, mientras palpita levemente estremecida la infinita superficie de su turquesa líquida. Viento del norte, sólo una ligera brisa. Las arenas y la orilla al fin despiertan llenas por completo de luz tibia.

Con alas en los pies, impulsado por la luminosa determinación del soleado día, acudo a mi diaria cita con el pequeño e ilimitado mundo que se ofrece bajo mi ventana. Como es natural a mi silbido llamando a la gata un maullido leve me responde. Vicky aparece ella también animada y ligera. El aire fresco, primaveral, y la cálida claridad matutina nos dibuja a todos, también a la fauna felina, una sonrisa.

Hoy el paseo está bien concurrido, ha atracado un enorme crucero en el muelle cercano, y todos quieren bajar a tierra. Las arenas y la senda de la playa, acostumbradas a su discreta soledad de otros días, refulgen bajo la fluida catarata incandescente que el sol esta mañana ofrenda. Pocos bancos vacíos, frente al horizonte, apoderándose del cielo, luz y mar, los turistas cierran los ojos en secreta dicha.

Titilan los destellos solares incesantes sobre la superficie marina, miles de pequeñas estrellas que guiñan y parpadean. La mar metálica, plata líquida y lúcida, apenas consigue mostrar su bello color esmeralda bajo la luminaria agotadora del astro rey a media mañana. Oscilan tiernamente llenas de callada vida, las reverdecidas palmeras. Silenciosas se estremecen de gozo bajo la brisa.

La tarde llena de una escondida calma las horas, alguna vela solitaria pincela con su blanco la bahía. Una leve gasa blanquecina de nubosidad alta va pintando un cielo níveo, un blanquecino azul, con tranquila parsimonia. En la playa, alguno intenta el baño, los más sólo se tumban bajo el suave calor y al leve soplo del aire que pasa.

Lentamente el crepúsculo trae a la noche. Una luna dormida y completa, tras el impreciso velo de unas escasas y delgadas nubes refulge sobre las aguas negras. El mar desaparece envuelto en la distancia oculta de las sombras, la playa en silencio descansa.



© Acuario 2010

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