sábado, 13 de marzo de 2010

METAMORFOSIS DEL TIEMPO











MARZO 13 Sábado


No quieren hoy las nubes dejar al sol abrir la mañana. El ligero levante comienza a traer nubes que remontan el horizonte, y tercas y testarudas luchan denodadas, queriendo cerrar el paso a la luz hasta que invicta rompe el día. El mar animado, ligero, salpicado de pequeñas olas, alegre.

Toda suya es la playa para la soledad magnífica, perseguida incesantemente por el tractor limpia arenas, que con sus faros como ojos luminosos, coronado por su intermitente baliza amarilla, va y viene incansable por la orilla. Los cantarines silbos de los mirlos se entrecruzan con el punteo fino y delicado de los gorriones, las palmeras aún en sombras acogen protectoras su sinfonía dicharachera y resuelta. Sumergida en si misma, la mañana se alza al fin soleada.

Con saludo largo y bien atiplado, Vicky me muestra que está de buen humor, pero sin embargo no tiene mucho apetito. No es cuestión de preguntarle si alguien ya le ha dejado algo, a tanta comprensión de sus maullidos no he llegado.

Provisto de mi animada resolución habitual, bajo al camino de la playa, seco y sin charcos, transitable y sin riesgos de meter la pata en alguno, sobre todo para alguien que va a medias viendo y a medias por los cerros perdidos de sus ideas.

Luz completa, perfecta mañana en la que sólo la camisa basta. En la ribera el mar se entretiene en contar las conchas de nácar que encuentra. Su rumor acompasado se llena de sol y brisa, de sal y arena. Alguna nube se viste de perfiles de color rosa. Piratilla es feliz sólo con el cielo y una caricia.

El mediodía es un espacio de paz y dicha. Las familias pasean y los más chicos juegan. Columpios y toboganes se llenan, mientras los perros alegremente unos a otros se olisquean

Silenciosa la tarde comienza, dorada, abierta y secreta. Son horas de calma, sabias, serenas. Sobre la ensenada acuden las gaviotas a posarse en las aguas. Por el hilo del horizonte surca el mar una vela.

Con leves cremas y fucsias el crepúsculo sueña ser pintor algún día. Las aguas se hacen más azules, y el levante toma cierta fuerza. Al final un pálido gris comienza a crecer y llenar de sombras las distancias.

El viento empuja escondido entre las nocturnas sombras un blanco rumor de olas y espumas en la orilla. El eje de todos los sueños que nunca llegan es quizá la noche.

Pero su sonrisa es eterna.

See You.



© Acuario 2010




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