



Una creciente sensación de provisionalidad se afirma, ella sí, de manera definitiva en mi vida y entorno, en estos días de luz abrumadora e insólita que anuncian la proximidad del verano. El curso del tiempo me afianza en experiencias, y me muestra lo ilusorio de tantas ideas que tuve.
Pero el crepúsculo juega apasionado con la fugaz belleza de los colores que el cielo derrama sobre las aguas. El umbral de la noche se acerca. De un modo cierto hay momentos, y éste lo es, en que nada distorsiona la percepción de una vida que esconde un equilibrio inadvertido por mí en tantas ocasiones.
Acabar con los nombres que ocultan la visión directa de los hechos y las cosas. Con los argumentos que no necesita nadie, ni la luna requiere para soñar su enigmático delirio sobre el oscuro espejo del mar, atónito ante su hermosura.
Fragilidad excelsa, insuficiencia tantas veces advertida, confusión absoluta en mis pontificadas respuestas. Saberme nada ante el oceáno de Amor de Tu sonrisa.
© Acuario 2010
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