





El límite abierto de las cosas se ofrece a nuestro alrededor en su sencillez, limpias, perfectas. Formas nacidas del milagro de la materia, que emerge con todo su estelar misterio en nosotros. Rodeados de un enigma inabarcable, en él inmersos, ignorantes de nuestra ignorancia, así vivimos.
Tarde sin horas, detenida. ¡ Cuán inestimable es el valor de una caricia !. Todo lo que podemos saber ya lo sabe el portento de la rosa.
La vida se contempla a sí misma, asoma su curiosidad insaciable, en la mirada del niño que hoy también somos, que no sólo ayer fuimos.© Acuario 2010
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