sábado, 10 de abril de 2010

METAMORFOSIS DEL TIEMPO















ABRIL 10 Sábado

Amanecer, se inicia el impulso de luz de la mañana, para confusión de las sombras, vertebrada aurora de tensa luminaria excelsa, sobre un mar todo impulso y olas, ajeno a la torpeza humana, infinito e inmaterial en su azul de rumor y espuma. El viento agazapado o torpemente abrumado observa, se ha detenido para regocijo y descanso de las inocentes palmeras fustigadas por su enojo y lascivia.

Con inamovible constancia el murmullo continuo de la rompiente sustenta y levita a la mente en el oculto impulso de su magnético mantra. Entre tanto la dicharachera alegría llena de sencillez mínima, la canora algarada de los trinos de gorriones y mirlos alza el contrapunto de su emblema para festejar el nuevo rostro de la vida.

¿Cómo detener siquiera un instante la mirada en las torpezas humanas de la que nuestras manos siempre estan repletas? Saber olvidar no es una virtud sino una inmerecida gracia.

El mundo estalla con el sol que llega, y otra deslumbrante perspectiva del tiempo se ofrenda. La playa se llena en su asombrado vacío, una secreta invocación la colma, mientras en la orilla, letanía de nívea luz hirviente son sus espumas.

Es casi media mañana cuando pongo el pié en la calle, y encuentro a Vicky con un galán que la corteja, y parece que ha suscitado su anuencia. Si intento alejar al gatazo para evitarle descendencia la gata inicia retirada estratégica con el felino mozo, un tanto sucio, pero con donaire atractivo. Desisto de interferir en las felinas artes amatorias, lo que pueda acaecer no le molesta a la levedad de mi sombra, y bajo la abierta claridad de la mañana enfilo el camino de mis días y de mis remembranzas, en los espacios que se transfiguran en distancia iluminada bajo el limpio sol, por las ocres arenas.

El horizonte une en solo abrazo la mar y la suave atmósfera, mientras en la lejanía algún buque parece querer navegar y perderse quizá en el celeste océano del firmamento.

Un puñadito de boqueroncillos y Piratilla sí navega de felicidad en su diminuto e infinito cielo. A la vuelta se lo ofrezco gustoso, mientras comienza a animarse de nuevo el viento de levante. Pocos bañistas han decidido bañarse, una bandera roja advierte del peligro del bravo oleaje. Sin embargo la playa está llena, pero todos tumbados o jugando sobre las soleadas arenas.

Hacia el mediodía un velo delicado y leve de nubosidad templa el calor de esas horas centrales. Hoy las palmeras se mecen en mesurados valses, el aire he decidido ser amable y educado, moderado y fresco, ya que alivia de la ardiente vivacidad solar que en esta Andalucía a veces en la primavera comienza.

Por la tarde gana el sol cierta baza, se hace más rotundo, pero poco a poco su dorada luminosidad creciente anuncia su senecta fuerza, que planea inmóvil aún en lento adagio, en secreto y libre vuelo.

Con el cerco del agitado murmullo del incesante oleaje la noche está abrumada. Ha cesado el viento pero el mar brama encrespado, de nada parece servir su amabilidad solícita.

Estrellas de otros horizontes refulgen en la negrura, en la inconmensurable textura de la infinita bóveda nocturna.

"He aquí, yo hago nuevas todas las cosas". En el silencio iluminado de la noche abierta, me estallan estas palabras.



© Acuario 2010

No hay comentarios:

Publicar un comentario