martes, 6 de abril de 2010

METAMORFOSIS DEL TIEMPO















ABRIL 6 Martes


Tarda en abrir la mañana, frente al sol naciente una difusa barrera de nubes imprecisas aunque incompleta, que al fin el astro rebasa. Comienzo a ver la jugada, y el sol a otear la playa, llena del murmullo ondulante de las altas olas que rompen sus espumas lentas y majestuosas. Quizá no tan bien encriptada, y tampoco me pareces directa, ni frontal, sino así como todos somos, contradictorios y confusos a veces, como la torpe arquitectura de la bruma, que hoy el rayo de la luz solar deshace sutil casi con una mirada.

Al menos ha cesado el viento, la orilla parece enfurecida sin estarlo, un aura gris evanescente envuelve la atmósfera mientras el mar mezcla sus verdes con la suave ceniza de iridiscente nácar que el cielo ostenta. Aprovechando la calma, la ausencia de corriente aérea, está Vicky esperándome frente al portal del edificio. Con sólo un poco de alimento y afecto y cualquier animal es feliz a tu lado, te hace su amigo apenas por nada.

Sobre el camino flotan minúsculas particulas de agua que la rompiente provoca, y que hasta él llegan. Todo parece ir relajándose, el ánimo se abre y equilibrado respira al conocer los perfiles del silencio que encubría decisiones ya tomadas. Sólo algunos flecos abiertos evidenciaban las intenciones ya resueltas, todo tan oculto como las diminutas salpicadoras de agua marina que acuden a refrescar la piel. ¿Porqué esa cara de circunstancias? Porque acaso no debía conocerse nada, carpetazo y a otra cosa. Son las siete revueltas en mi mente ya resueltas que tintinean sonoras como pequeñas monedas de plata, mientras hoy finalmente el curso ideativo se hace etéreo y sin peso, aligerado de su carga. El sendero desliza sus arenas casi como fluídas aguas, el horizonte se hace dicha jubilosa, sonrisa lejana.

Han mantenido firme su áncora bien engalgada, han entaligado y asegurado el chicote del cable al arganeo del ancla los navios en la ensenada. Asoman sus perfiles de sombra y metal sobre las aún agitadas olas. Las espumas ceden lentas su coraje y se aplacan.

El mediodía es luminoso, el cielo blanquecino conoce la derrota de un sol que va ganando fuerza, que irradia un calor firme y alegre, casi excesivo y veraniego ya.

Encuentro menos tarea en el trabajo hoy al principio de la tarde, abierta y pletórica. Cuando salgo ya mediada ésta, el cielo abre sus azules entre hebras blanquecinas. Andar es redoblado gozo, las ideas respiran, y al final se desanudan los impedimentos que lastraban su libre vuelo. La vegetación del parque crece ambiciosa, la hiedra intenta alcanzar apoyada en los firmes troncos de los árboles las alturas más iluminadas.

La bahía es ya sólo una extensión ámbar inquieta, que de vez en cuando ensaya el blanco nervioso de las espumas. La noche muestra su juventud y su ilusión con un denso azul, y con serenidad va ganando sombras y armonía. Yo lo comprendo, a nadie le gusta a veces que le conozcan. Recuerda, tu debes andar siempre tu propio camino. Pues hazlo, y si es éste que te aleja definitivamente, pues que ése sea

La amistad lo exonera todo, la alegría es su meta. Perdonar es abrir un cielo y un tiempo nuevos, crear una tierra nueva.

See you.



© Acuario 2010





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