lunes, 1 de febrero de 2010

METAMORFOSIS DEL TIEMPO

FEBRERO 1 Lunes


El día comienza eterno, como el sol de tu corazón, abierto a la vida, ilimitado, único. El mar a sus pies, pletórico. Apenas un leve suspiro de brisa roza y acaricia su impenetrable azul lleno de oscura madrugada. La alegría naranja del horizonte no es capaz de contenerse en la inacabable distancia, su iluminada presencia quiere bañarse en las detenidas aguas. La playa no sabe qué hacer con su afortunada soledad llena hoy de ventura. Las arenas pensativas, simulan no pensar en nada. ¿Que son a fin de cuentas las palabras?

Mas pese a todo, con su tintineo sonoro las tuyas saben hablar silenciosas, suaves, llenas de ternura. Y la mañana calladamente te imita y despliega las calles, mientras la brisa va trazando su camino y me pide le siga.

Sobre las siempre nuevas y antiguas arenas, recupero mis pasos de ayer, reanudo alguna perdida nostalgia, quizá hasta reviso alguna idea. La orilla sigue aún dormida, mientras la luz solar enjoya la bahía de brillantes reflejos, radiantes perlas y estrellas. Que el día quiere, puntilloso él, tener las estrellas que la noche ostenta. Fresco y agradable, el soleado paseo pareciera que él sólo me lleva.

Hacia el mediodía el levante comienza. Tímido inicio, pero sólo con eso el mar se anima. La ensenada se llena de verde poderoso, potente turquesa lleno de pujante entrega. La ribera marina se estremece con un creciente, blanco y húmedo rumor de olas. Los barcos anclados ceden su sólida y metálica fortaleza, y aproan con amable obediencia hacia el viento que sobre ellos sibilante susurra y murmura. Aparenta contarles en secreto ocultas leyendas que nadie sabe ni oyó nunca.

La tarde se abre en su tiempo lleno de rotunda luminosidad, de generoso calor. Con agradecida disposición, bajo su cálido abrazo, los peatones parecen perder la prisa. El cielo abierto, ni una nube, semeja dormitar en lejana y silenciosa presencia.

Cuando termino el trabajo, el crepúsculo proclama su fé violeta, sus enrojecidos sueños de imposibles rosas. En la playa el mar ha tomado rotundidad, las olas baten enérgicas la orilla, su oscuro verde se va llenando de sombras cenizas. Las espumas rebeldes se expresan en clara y blanca diatriba.

La noche se anuncia, el viento ha traido algunas nubes altas pero las estrellas las atraviesan y miran todo con sus ojos de fuego. Como un ensueño, asi te veo. Solo puedo querer para tí tu libertad, bajo los luceros de este suave invierno.

La mar acoge en las sombras un cántico indescifrable, ¡ quién pudiera entenderlo !.



© Acuario 2010

3 comentarios:

  1. Nadie puede ver la vida con esa nitidez sin filtros, fundiendose con lo observado sin llevar la vida adentro. Solo la vida puede resonar con la vida.

    Decia Fen-Yang:
    "Cuando uno vive engañado y lleno de dudas, ni miles de libros de escritura son suficientes, pero cuando uno logra el entendimiento hasta una palabra es demasiado"

    Cada criatura viviente, cada elemento tiene una canción, algo que enseñarnos. ¿que es lo que dicen?

    Recuerdo una poesía de Baudelaire que decía algo así: "nada dura, nada es para siempre, pero nada se ha perdido, todo está en constante cambio, todo está en curso"

    Y nosotros somos ese milagro de la conciencia que puede observar el curso de la vida, con un boleto temporal en este plano con un cuerpo formado a su vez por millones de organismos, para entenderla fluyendo con ella, sin entender cabalmente su propósito...

    Terence mckenna, contaba algo muy interesante, decía que era muy posible que la verdadera vida del ser humano este en los sueños, en el universo onírico que él identificaba con el hyperespacio ya que no parecía tener limites, aunque si volatilidad y descontrol, y nuestra vida conciente vendría a ser como un aprendizaje de nuestra conciencia para tomar maestría utilizable en el verdadero universo nativo de la conciencia. El hiperespacio.

    Bueno, creo que ya me derivé demasiado... te dejo un saludo cordial.

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  2. ESTIMADO AMIGO JORGE,
    Gracias por tus amables comentarios.
    Te respondo con palabras de Pablo de Tarso,...ni el ojo vió, ni el oido oyó, ni mente alguna imaginó jamás lo que Dios tiene preparado para los que le aman.
    Un afectuoso saludo

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  3. Creo que la gran tragedia del hombre, no es fallarle a Dios, sino imaginarse fuera de él...

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