miércoles, 18 de noviembre de 2009

METAMORFOSIS DEL TIEMPO

NOVIEMBRE 18 Miércoles


Amanece. El mar, indolente y detenido, ha tomado sobre sí el mismo albino nácar somnoliento que el cielo ostenta, aunque y sólo por unos instantes, un rosa evanescente y fugaz tiñe la uniforme atmósfera blanquecina que el día encuentra, prestando a las aguas unos momentos de impreciso rubor. Una inapreciable brisa de levante quiere animar sin conseguirlo un inexistente oleaje en la vacía orilla.

La luz blanda y apagada de estas primeras horas del día baña con un aire adormecido a la calle, pese a la animación ya abundante de vehículos. Camino despreocupado, o sólo quizá medio dormido, entre las palmeras sin sombra. El mar también sin azules, mientras el aire intenta andar conmigo o tal vez nada más es todo apariencia. Pese a estar avanzado el crepúsculo una barca faena cerca de la orilla.

Con el mediodía el sol ha abierto rotundo su espacio y sus dominios, la imprecisa lechada de nubes se aleja hacia el sur, se reanudan y recuperan de farolas y árboles los perfiles y las sombras, de nuevo hay una sonrisa de luz que se extiende sobre el mar y la playa, mientras el firmamento recobra su brío cromático devolviendo un mimético celeste plateado a las aguas. Alguna ola comienza a decidirse y dejar unas escasas espumas en la arena.

La tarde se hace soleada, pero con cierto aspecto frágil, no hay nubes, apenas viento. Se extiende en horas cálidas, distendidas, ajenas al tiempo, ignorantes y asimismo sabias. Cuando finalizan mis ocupaciones la luz se va despidiendo sin prisa.

La vegetación del parque siempre en oculto silencio, mientras el rumor de las fuentes explica demiurgo el presente y el futuro, con cristalina insistencia que nadie escucha. Un azul pálido que se va haciendo gris ambiguo estremece al cielo.

Cuando comienza la noche, sobre la bahía vuelan alto y casi en sombras algunas gaviotas. Sus entrecortados gritos, sincopados lamentos se oyen alejarse sin rumbo en la creciente negrura.

El horizonte no tiene respuestas, sólo dispone apenas de alguna luz escondida casi en la distancia. Tímidamente quizá, hay una estrella asomada que observa todo curiosa.




© Acuario 2009

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