y la zigzageante certeza de cada ola que a nuestro encuentro acude /
nada queda luego de este juego de luz y eclipses /
que nos domina en su idioma de ambiguos neologismos de duda /
rompiendo todas las sombras en destellos ocultos /
desde la irrazonable certeza que nos invade e inunda. /
En cualquier lugar cerca o lejos nada importa
magnetismo de fiera constancia
refulge inverso tras cada palabra
secreto abrazo delirante que la noche nos ofrenda.
Abandonado el deseo escrito en el espejo de tu mirada
el camino de tu interna fragancia aflora ya en tus orillas
transmutada en porfía de sal e irrenunciable fuego
bajo el arco infinito de la nocturna bóveda.
Sólo cabe deshacer la tormenta incesante
que sobre nuestros rostros las esferas tallan
disolver en fluído rayo tu voz navegante en suave bruma
y elevar hacia todas las elipses el alminar de tu risa.
Muecín que proclama su silencio en la lejanía
en ti mi voz descubre su simetría.
© Acuario 2010
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