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y avizoro la clara lluvia de diamantes de tu palabra /
acercando y temiendo un nuevo encuentro bajo el manto alado de la noche /
bajo la vibrante melodía de los mágicos incendios de los fugaces astros /
tan cerca y tan inmensamente lejanos /
que palpitan en tu sangre nacida en el fuego de sus estelares sedimentos /
en el incesante flujo de misterios de la cósmica materia /
bajo esa efímera bóveda de infinitos rayos. /
Y cuando el recuerdo abra en el corazón sus puertas
y cedan bajo tus pies las sombras y la tierra
desde la más íntima presencia, comprende
que a tu alrededor todos están contigo
viven y juegan
en el sueño de una vida que nunca cesa
en la bondad de un Dios que pícaramente sonríe oculto
mientras en secreto callan todas las estrellas.
© Acuario 2010
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