Desnudo de argumentos
en devastados jirones, ya sin palabras,
en devastados jirones, ya sin palabras,
el imposible desafiando en invertebrado esquema y laberinto
inerme ante una lógica imposible y ciega.
Bajo la marea de una imparable
Bajo la marea de una imparable
pleamar de olas y espumas
iluminados azules e inalcanzables distancias,
en el olvido ya todo el azahar de la primavera,
en mi final desarticulado, deidad sin viento que abroquele
el río que inevitable desafía
mi agostado vacío de ausencias.
Atrás quedaron todas las sedas y sus caricias
mi agostado vacío de ausencias.
Atrás quedaron todas las sedas y sus caricias
frente al insólito fuego que en su ansiedad se fragmenta
y reinventa la artimaña de un tiempo de sinfonía y llamas.
Sólo pervivo en la plena eternidad deslumbrada por la invisible proeza /
de tu magistral aliento de misterio y magia
de tu magistral aliento de misterio y magia
espejos de un infinito de impulso y travesura.
En el inusitado esplendor de tu tabernáculo
fragmento sedicioso y humilde de sombras inversas
elijo siempre tu atormentada esperanza
mientras abres todos los distantes espacios en cercanía próxima, /
en destellos de salobre luz y de arena.
De sí misma ha de surgir inconmensurable
la noche y su silencio
En el inusitado esplendor de tu tabernáculo
fragmento sedicioso y humilde de sombras inversas
elijo siempre tu atormentada esperanza
mientras abres todos los distantes espacios en cercanía próxima, /
en destellos de salobre luz y de arena.
De sí misma ha de surgir inconmensurable
la noche y su silencio
para ofrendarte
el nácar tembloroso de sus estrellas.
© Acuario 2010
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