domingo, 26 de septiembre de 2010

CRIPTOGRAMA DEL SILENCIO






Sobre el silencioso oceáno del aire
con su invisible traje mordido por el viento
duerme tu almendrada voz que crece como un ángel herido,
como incesante ausencia presentida
que inunda mis días de invasoras distancias,
que llena de azules infinitos e inquieta desazón
de mis cicatrices y quiebras inútil escondrijo
el agostado vacío.

Desde el regazo de fresca ternura de la vida
caminando extraviada en la ciudad incalculable
tal vez habitantes de un misterio desvalido
nos hemos resignado a olvidar nuestro origen
como el río de la noche inunda las nubes del otoño
y extiende su soledad sin espacios ni extravíos.

Porque anuncias en la vorágine inaudita de tu palabra
la arrolladora tempestad fascinante y embriagadora
que al fin dulcemente naufraga
desvaneciéndose el rayo de tu aflicción en abiertos caminos,
y la tenaz dimensión doliente de tus certezas
insólita se transmuta en asombrado regocijo.

Porque en el atávico destino del tiempo,
mientras la aurora amenaza ya con su espada
todas las grietas y perfiles del miedo,
tiembla oculto mi escalofrío.

Porque tu voz
como líquida y celeste llama
sublime e imperiosa desdeña la muerte y el olvido.




© Acuario 2010

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