

el torpe flujo arrojadizo
de la palabra pletórica de veneno
en ciega confrontación ante tus versos.
¿Qué mueve tanto encono deleznable?
¿La desazón de la envidia
o el oculto resentimiento que constata
el etéreo vuelo e impulso de tu estro?
Insoportable tanta diatriba
que olvida la limpia belleza arrebatada de tu verbo
en su mirífico e inalcanzable ascenso.
No podrán siquiera rozar el aura,
la incomparable luminosidad que emanan tus estrofas
en desbordante efluvio y suave fragancia.
Intangible y diamantina senda y diáspora
de armónica delicadeza y gracia..,
como flor de loto sobrenadas
la oscura profundidad de la vileza humana.
© Acuario 2010
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