incesante omisión atronadora
promesas sublimadas en puro olvido,
sin un rostro para el recuerdo
en la inexistencia
has emplazado tu tiempo y mi destino.
Al final cálida despedida
en mí amanece
y al vibrante arco de luz del cielo abriéndose
entrego mi palabra y mi silencio
la blanca arquitectura
dulce decepción
de los sueños míos...
Mañana que alborea..,
índigo y dormido
inmenso cristal infinito.
© Acuario 2011
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